martes, 13 de noviembre de 2018

TESTIMONIO FLAVIANO


     El historiador judío del siglo I Flavio Josefo y su crónica “Antigüedades  Judaicas”  escrita hacia el año 93 o 94, en la que narra la historia del pueblo judío. En los párrafos 63 y 64 del capítulo XVIII, que se conocen con el nombre de Testimonio Flaviano habla de Jesús de Nazaret. Dice lo siguiente:
“Por ese tiempo existió Jesús, un hombre sabio, si es que hay que llamarlo hombre. Era, en efecto, hacedor de obras extraordinarias y maestro de hombres que acogen con placer la verdad. Atrajo a sí a muchos judíos y también a muchos griegos. Él era el mesías (cristo). Aunque Pilato, por denuncias de los hombres principales entre nosotros, lo castigó con la cruz, no lo abandonaron los que desde el principio lo habían amado. Él, en efecto, se les apareció el tercer día nuevamente vivo, pues los divinos profetas habían ya dicho éstas y otras muchas cosas admirables acerca de él. Y todavía ahora sigue existiendo la tribu de los que por éste son llamados cristianos” (XVIII 63-64).
     Siguiendo al profesor doctor Antonio Piñero experto en cristianismo primitivo y agnóstico declarado, si quitamos a este párrafo lo que parece seguro que fue una interpolación llevada a cabo por copistas cristianos de los primeros siglos, del IV probablemente, el texto quedaría como sigue:
“Por ese tiempo existió Jesús, un hombre sabio. Era, en efecto, hacedor de obras extraordinarias y maestro de hombres que acogen con placer la verdad. Atrajo a sí a muchos judíos y también a muchos griegos. Aunque Pilato, por denuncias de los hombres principales entre nosotros, lo castigó con la cruz, no lo abandonaron los que desde el principio lo habían amado. En efecto, todavía ahora sigue existiendo la tribu de los que por éste son llamados cristianos” (XVIII 63-64).
     Este último texto encaja perfectamente con el pensamiento y trayectoria del historiador judío.
NOTA: Extracto de la entrada de este mismo blog: “La existencia histórica de Jesús” (publicada el 1 de diciembre de 2014).
         R.R.C.

martes, 16 de octubre de 2018

El primer alumno pelotillero de la historia


     Lo podemos comprobar en la lectura de un curioso texto que tiene una antigüedad superior a los cuatro mil años, y cuyos fragmentos escritos en cuneiforme en una tablilla de arcilla cocida han sido traducidos por el sumerólogo Samuel Noah Kramer, en su conocido libro: La historia empieza en Sumer, que narra la crónica del “primer pelotilla oficial” del que se tiene noticia. Es un ensayo sumerio compuesto por un maestro de escuela anónimo de la vida cotidiana de un estudiante. En él nos informa con palabras sencillas hasta qué punto la naturaleza humana, en opinión de Kramer, ha permanecido inmutable desde hace miles de años.
     El estudiante sumerio de quién se habla en el ensayo teme llegar tarde a la escuela y que el maestro lo castigue por esto. Al despertar apremia a su madre para que rápidamente le prepare el desayuno. En la escuela, cada vez que se porta mal, es azotado por el maestro o uno de sus ayudantes (que no se preocupen los padres con niños que eso ahora no pasa, más bien al revés). En cuanto al salario del maestro era tan escaso como lo es hoy en día (ya sé que mucha gente piensa que ganan mucho, no hacen nada y tienen demasiadas vacaciones, el problema es que no es verdad, recuerden que el presidente del Gobierno español Zapatero ya les bajó el sueldo y el Ejecutivo del Partido Popular se lo congeló, le aumentó la jornada laboral y le quitó la paga extra entre aplausos de sus diputados). En esta situación de escasez económica, el maestro aprovechaba cualquier ocasión de mejorar con algún suplemento por parte de los padres.
     El texto en cuestión comienza con esta pregunta directa al alumno: ¿Adónde has ido desde tu más tierna infancia? Él responde: he ido a la escuela. El autor insiste: ¿qué has hecho en la escuela? Acto seguido viene la respuesta del alumno, que ocupa más de la mitad del documento y en esencia dice: “he recitado mi tablilla, he desayunado, he preparado mi nueva tablilla, la he llenado de escritura, la he terminado; después me han indicado mi recitación y, por la tarde, me han señalado mi ejercicio de escritura. Al terminar la clase he ido a mi casa, he entrado en ella y me he encontrado con mi padre que estaba sentado. He hablado a mi padre de mi ejercicio de escritura, después le he recitado mi tablilla, y mi padre se ha quedado muy contento… Al día siguiente, muy temprano me he vuelto hacia mi madre y le he dicho: dame mi desayuno, que tengo que ir a la escuela”. Mi madre me lo ha dado y me he puesto en camino. En la escuela, el vigilante de turno me ha dicho: “¿por qué has llegado tarde?” Asustado y con el corazón que se me salía por la boca, he ido al encuentro de mi maestro y le he hecho una respetuosa reverencia.
     De nada le sirvió, pues ese día tuvo que aguantar el látigo varias veces, castigado por uno de sus maestros por haberse levantado en la clase, castigado por otro por haber hablado o por haber salido indebidamente por la puerta grande. Y encima el profesor le dice: “tu escritura no es satisfactoria”, por lo que tuvo que sufrir un nuevo castigo. En fin, todo esto fue demasiado para el chico, ¡lo que hubiese ganado si no hubiera ido a la escuela ese día! En consecuencia, insinuó a su padre que tal vez fuera una buena idea invitar al maestro a la casa y suavizarlo con algunos regalos. Lo cual constituye un acto de adulación en toda regla y del que tenemos noticia por primera vez.
     El padre dio la razón a su hijo (como tantas veces ocurre hoy en día, la tenga, o no), pero en este caso invitaron al maestro a casa del alumno y nada más entrar lo sentaron en el sitio de honor. El muchacho le sirvió y le rodeó de atenciones y de todo lo que había aprendido sobre escritura hizo ostentación ante su padre. El progenitor no se quedó corto, ofreció vino al maestro y le agasajó, le vistió con un traje nuevo, le ofreció un obsequio y le puso un anillo en el dedo. Conquistado por tanta generosidad, ahora el maestro tomó la palabra y empezó a hacer comentarios elogiosos al alumno, entre otros, deseándole que pudiera conseguir el más alto rango entre los escolares. Afirmaba que cumplió bien sus tareas académicas y que se había transformado en un hombre de saber. Con estas entusiastas palabras por parte del maestro termina el ensayo, redactado en escritura cuneiforme sobre arcilla. De esto hace, más de cuatro mil años.
     Por último, hay que decir que esta pequeña obra tuvo que ser muy popular in illo tempore, como prueba el hecho de haber encontrado más de veinte copias de la misma, repartidas por distintas ciudades del mundo.
Nota: La imagen que encabeza el texto la he obtenido de Internet, aunque no aparece firmada, todo indica que su autor es Forges.
      R.R.C.

miércoles, 3 de octubre de 2018

El pasaporte de Ramsés II


     Transcurría el año 1976 cuando se decidió que la momia de Ramsés II abandonara su tranquila sala de reposo en El Cairo, para viajar al Museo del Hombre de París, con objeto de someterla a un riguroso estudio por más de 200 científicos, y así, poder comprender por qué se había deteriorado más desde que fue descubierta, allá por el año 1886 por Maspero y Brugsch, que desde su muerte acaecida hacia el 1213 a. de C. Aunque la momia del faraón fue enterrada en la KV7 del Valle de los Reyes, fue trasladada unos 250 años después a un escondite en Deir el-Bahari, conocido como La tumba DB320. Tras un concienzudo análisis descubrieron que estaba infectada por 89 tipos de hongos, debido a la humedad de la sala donde se encontraba, siendo sometida a un proceso de limpieza y preservación para, posteriormente, ser devuelta al Museo de El Cairo.

     Para realizar este viaje necesitó que el Gobierno egipcio le emitiera un pasaporte, como un ciudadano más, o como una momia más, con fotografía incluida de su rostro: pelirrojo y nariz aguileña; y con la profesión que ejerció: Rey fallecido. En París fue recibido con honores de Jefe de Estado, incluso la comitiva dio una vuelta por la plaza de la Concordia, donde, precisamente, se encuentra un obelisco suyo. Sería la última vez que monumento y personaje se encontraran tan cerca. Por desgracia, no se ha publicado su pasaporte original, y tan solo contamos con una reproducción elaborada por el arqueólogo David S. Anderson. ¿Qué cara pondría el funcionario de aduanas cuando le presentaran el pasaporte para sellar? Seguro que ese documento no lo olvidará nunca.
        R.R.C.



sábado, 29 de septiembre de 2018

“Huyendo de la crítica” de Pere Borrel


     El Banco de España en Madrid no solo guarda dinero y oro en su interior; también cuenta con una importante colección de arte, como es el cuadro que nos ocupa del pintor catalán Pere Borrell, nacido en el siglo XIX y fallecido a principios del XX. Se trata de una pintura realista, diría más: hiperrealista en algunos aspectos, ejecutada al óleo sobre un lienzo de 76 x 63 cm. A esta técnica pictórica que consiste en “engañar al ojo”, es decir, que en principio no sabemos bien lo que estamos viendo, ya que se nos mezcla la realidad y la ficción empleando perspectivas y otros efectos se denomina: trampantojo, y en esta obra tenemos un buen ejemplo de ello. En la que un niño asustadizo y con los ojos desorbitados quiere escapar de su realidad ficticia a una real, aunque no sepamos por qué. No obstante, el título de la obra nos da una pista: no estaría haciendo otra cosa que huir de sus críticos presentes y futuros, no desea estar a expensas de lo que puedan decir de él los espectadores del cuadro, comentarios que quiere evitar a toda costa.
     En esta pintura, una parte fundamental de la misma es el propio marco dorado, lo más hiperrealista de todo, y sobre el cual, el niño apoya su pie y sujeta con fuerza con ambas manos para abandonar el mundo imaginario, que el pintor no nos ha querido mostrar con ese fondo neutro. Este cuadro no necesita marco, ya va incluido en el lienzo. Por hacer una referencia histórica, al gran pintor del barroco español Bartolomé Murillo del siglo XVII, le encantaba la representación de niños en sus obras. La tela “Niño riendo asomado a la ventana” de la Galería Nacional de Londres, también la podríamos considerar un Trampantojo, aunque por los colores terrosos utilizados en “Niños comiendo uvas y melón” de este mismo autor expuesto en la Pinacoteca de Munich, recuerda mucho más al de Pere Borrel.      
     Por último, este cuadro pintado en 1874 ha abandonado en varias de ocasiones las paredes del Banco de España, para estar presente en diversas exposiciones.
        R.R.C.

martes, 25 de septiembre de 2018

BRAZALETE DEL FARAÓN DE PLATA


     Este que vemos en la imagen formaba parte de la colección de brazaletes de oro del conocido, precisamente, como El Faraón de Plata. Es una de las 22 pulseras que llevaba en sus brazos, cuando fue descubierta su tumba intacta por el arqueólogo francés P. Montet en Tanis, en la excavación de la temporada 1939-40. Una maravillosa obra de los orfebres egipcios de hace más 3000 años, elaborada con oro y piedras de adorno incrustadas como: feldespato verde, cornalina y lapislázuli, que dotan a la pieza de un gran atractivo merced al colorido y al contraste con el dorado metal. Expuesta en las vitrinas del Museo de El Cairo, aún mantiene su elegancia gracias a su excelente estado de preservación.
     Cabe destacar que impresionan los dos cartuchos coronados por ostentosos discos solares hechos en oro, que contienen el Nombre de Trono a la izquierda y el Nombre de Nacimiento a la derecha de este faraón (conocido por su denominación griega: Psusennes I). Dos planchas de este valioso material elaboradas en forma oval, y divididas en bandas paralelas contienen las celdillas para introducir las piedras talladas ya mencionadas. No podía faltar el enorme escarabajo egipcio de lapislázuli que todos conocemos, y que podemos divisar por los dos lados de la fotografía; representante del Sol naciente y símbolo de la resurrección en la religión egipcia.
          R.R.C.
NOTA: imagen bajada de Internet.

domingo, 23 de septiembre de 2018

El tetradracma ateniense


     El anverso es la parte más importante de cualquier cosa material; en el caso de una moneda, es la cara donde figura la imagen o inscripción principal. Contrariamente, el reverso muestra la parte o imagen secundaria. Pues bien, en el euro, moneda común de varios países desde el 2002, en el anverso presentan la parte específica de cada país, mientras el reverso es común a todos ellos.

     Centrándonos ahora en la pieza de 1 euro griego, es la única moneda que luce letras de su alfabeto para escribir la palabra euro, mientras que el resto emplea las letras del alfabeto latino, pero hay una cuestión más, ya que su anverso se inspira en la antigua moneda de plata de 17 g de peso y casi 2,5 cm de diámetro, llamada tetradracma y utilizada de forma abundante en Atenas desde el siglo VI a. de C., la cual mostraba la esfinge de la diosa nacional de la ciudad, es decir, Palas Atenea en el anverso; mientras que su reverso quedaba reservado para el mochuelo común europeo o Athene noctua, sin embargo, para otros se trata de una lechuza* o un búho; y el nombre de la polis emisora: ΑΘΕ (Alfa, Theta, Épsilon), apócope de la urbe de ATHE (Atenas). Además, acompañaban al ave de rapiña nocturna: la luna y una rama de olivo con una aceituna. Por último, señalar que el tetradracma ateniense es una de las monedas antiguas mejor conocidas y, por si quedaba alguna duda, la Grecia moderna las ha puesto actualmente en circulación en sus nuevas piezas de 1 euro.
*Para Pierre Grimal, por ejemplo.
         R.R.C.
P.D. Añadida el 29-7-2022
                                               La mascota de Atenea

     Desde la Edad Media hasta nuestros días se viene considerando la lechuza como el ave que acompañaba a la diosa Atenea y, en consecuencia, a su divinidad equivalente  Minerva de los romanos. Solo unos pocos autores prefieren hablar de un Búho en lugar de una lechuza. Sin embargo, todo parece indicar que el verdadero rapaz de Atenea es un mochuelo, como podemos comprobar en una de sus caras de los antiguos tetradracmas de plata atenienses, muy populares en su época.

     En primer lugar, el mochuelo común europeo es muy abundante en el sur de Europa y norte de África, y cuyo nombre científico Athene noctua lo toma de la diosa. Además, la lechuza es un ave casi desconocida en Grecia. Por otra parte, la ornitología  todavía no estaba lo suficientemente desarrollada para identificar el animal de Atenea o del numerario. De la familia Strigidae cuenta con unos 25 cm de altura y lo podemos ver en lugares donde los olivos son habituales, como nos recuerda la pieza de plata mencionada, la cual nos muestra una rama de olivo con su aceituna y la luna, que hace referencia a un ave nocturna.

     Mochuelo en griego se escribe γλαύξ, pero también se ha traducido erróneamente por lechuza y búho, al menos eso piensa L. Rodríguez-Noriega (Univ. de Oviedo) o J.J. Picos (escritor). Por lo tanto, la traducción correcta de la palabra griega sería: mochuelo y no lechuza, como habitualmente se dice en libros, diccionarios, artículos… Hay que tener presente que para la mayoría de estos traductores no era condición sine qua non que fuera un "pájaro" u otro. En la siguiente imagen descargada de Internet vemos una representación de las tres aves:

     Solo me queda por añadir la conocida frase: "Cada mochuelo a su olivo", como comprobamos en la moneda que añade la apócope de Atenas, mientras la otra cara la reserva para el rostro de perfil de Atenea.

     R.R.C.

LAS CARIÁTIDES DEL ERECTEION


     Cuando uno contempla el lateral izquierdo del Partenón, no puede evitar que su atención se desvíe a la tribuna de cariátides, que luce espléndida en otro templo cercano llamado Erecteion. Las seis imágenes que vemos “in situ” son fieles reproducciones de las originales: cinco de ellas conservadas en el Museo de la Acrópolis en Atenas y una en el Museo Británico de Londres.
     Nos informa Vitruvio, arquitecto romano del siglo I a. de C. que griegos leales a su patria castigaron a todos los hombres de la ciudad de Carias, no muy lejos de Esparta, por ponerse del lado de los persas en las famosas guerras Médicas, mientras que a las mujeres las condenaron a llevar pesadas cargas el resto de sus vidas. Eran famosas por su belleza ya que se las relacionaba con la mítica Helena de Esparta, más tarde de Troya, cuando Paris se la llevó a esa localidad tras el secuestro consentido que dio lugar a una guerra de dicha población con el resto de los aqueos. La belleza le viene por ser hija de la diosa Némesis transformada en Oca, y de Zeus que adoptó la forma de un precioso cisne para la ocasión. Fruto de esa relación Némesis puso un huevo, que fue entregado por un pastor a Leda, reina de Esparta, del cual nació Helena y de la que se hizo cargo como si fuera su propia hija.
     No se sabe con certeza quien esculpió en mármol estas esculturas femeninas de más de 2,3 m. altura, que a modo de columnas sostienen para toda la eternidad el pesado entablamento de este pórtico del Erecteion. Se las han atribuido al propio Fidias, e incluso a otro escultor llamado Alkamenes. Van vestidas con un peplo y llevan una cesta sobre sus cabezas que se integra en el capitel. Carecen de brazos total, o parcialmente, así que no sabemos qué harían con sus manos. Por supuesto que tienen la belleza, serenidad y elegancia clásicas propias de la segunda mitad del siglo V a. de C. Por otra parte, mientras tres de ellas adelantan su pierna izquierda las otras hacen lo propio con la derecha dejando transparentar su extremidad, comportándose su vestimenta como si de un paño mojado se tratara. Este movimiento de piernas dirige la vista del espectador al centro de la tribuna.
        R.R.C.
NOTA: Imagen descargada de Internet.

viernes, 7 de septiembre de 2018

EL VASO DE LOS GUERREROS Y MONEDA IBÉRICA


     Denominado así porque en su friso aparecen representados doce guerreros armados con lanzas cortas; espadas con el filo curvado conocidas como falcatas, que eran muy habituales en la península ibérica prerromana y, por último, también portaban alargados escudos. Fue descubierto en la década de 1930 en el poblado ibérico del Tossal de Sant Miquel, en la provincia de Valencia, y lo podemos contemplar en el Museo de Prehistoria de esta ciudad.
     Es precisamente en la cerámica ibérica en donde la pintura de estos antiguos artistas mostró su mejor cara, y ni que decir tiene, que nos encontramos ante una obra excepcional de finales del primer milenio a. de C., en la que el autor nos deleita con seis caballeros y seis soldados de color rojizo sobre fondo anaranjado pintados en el friso de la pieza. Las figuras, un tanto estilizadas y geométricas, no le falta una base realista. Además, motivos florales se esparcen por la escena. Mientras en la parte superior e inferior se recurre a los consabidos motivos geométricos del arte ibérico.
     Evidentemente el autor es anónimo, pero la calidad que presenta esta pintura, y el dominio técnico desde el punto de vista de su realización y composición de la narración, la convierte en el referente artístico más importante de este estilo, a pesar de no estar claro el contenido de lo que se quiere transmitir, pues mientras unos especialistas observan en ella una celebración; otros creen que se está desarrollando una batalla, aunque no se sabe cuál. En fin, como tantas veces ocurre en historia o en arte, las posibilidades están abiertas.
      R.R.C.
Apéndice (20-6-2021):                                                 
                                                                 AS DE SEKAISA

     Entre los siglos II-I a. C. la ciudad celtibérica de Segeda realizó varias emisiones de moneda, tanto de bronce como de plata (en menor cantidad). Una cabeza joven y masculina con mechones de cabello abarca casi la totalidad del campo de la pieza en el anverso, que aparece enmarcada por dos delfines y una grafila que concluye esta faz. Cabría destacar que no presenta leyenda alguna, lo que en numismática se denomina anepígrafa, término no reconocido actualmente por la RAE. En el reverso comprobamos un jinete al galope que porta una lanza en su brazo derecho, y bajo la línea de exergo aparece una inscripción de la ciudad en caracteres ibéricos, y que se transcribe: “Sekaisa” (la poderosa).

     La moneda que vemos en la imagen es una réplica que reproduce un as de bronce de esta cultura, que tenían unos 25 mm de diámetro y 9 gramos de peso aproximadamente. Por último, es digno de recordar, que los antiguos habitantes de esta ciudad opusieron tanta resistencia a los romanos que les obligaron a cambiar el calendario político en el año 153 a. C., ya que a partir de esta fecha empezaron a tomar posesión los cónsules (la magistratura más alta durante la República) en las calendas de enero, o sea, el primer día del mes y no en los idus de marzo (día 15) como venía siendo habitual. 

     R.R.C.

NOTA: Imágenes obtenidas de Internet.

lunes, 20 de agosto de 2018

Pectoral de Sheshonq II


     Esta extraordinaria pieza de la orfebrería egipcia fue hallada en las excavaciones de la ciudad de Tanis, en una de las pocas tumbas descubiertas intactas en el Antiguo Egipto, la del faraón Sheshonq II, cuyo gobierno se remonta a principios del siglo IX a. de C. Los materiales empleados son: oro, lapislázuli y pasta de vidrio de color magistralmente combinados, como era de esperar de los creadores de estas pequeñas (por su tamaño) obras.
     En primer lugar, nos encontramos con dos preciosos halcones de oro, que portan sobre sus cabezas la doble corona representativa del Alto y del Bajo Egipto. Posan sus potentes garras en las esquinas del signo jeroglífico que tenían los egipcios para referirse al cielo; esa barra estrellada acabada en dos puntas que vemos. En segundo lugar, quería destacar ese enorme disco solar de lapislázuli que aparece en el centro de la obra, y que lleva grabados en su interior al dios Amón-Ra sentado en su trono frente Maat, la diosa de la Justicia representada de pie y a menor tamaño, con sus brazos levantados en señal de culto. A ambos lados nos encontramos con las diosas Hathor a la izquierda, y de nuevo a Maat a la derecha, que con sus alas extendidas protegen al disco solar. Entre las alas podemos observar dos pequeños Udjat, el ojo protector egipcio. Detrás de ellas, dos retorcidas plantas vuelven a simbolizar las Dos Tierras, es decir, el Alto y el Bajo Egipto.
     Todo lo anterior se encuentra situado sobre la barca solar egipcia, vinculada al ciclo del Sol; desde que nace hasta su cenit en el horizonte, o sea, al ciclo de la vida y de la muerte, que navega por las “aguas primordiales” representadas por esas líneas onduladas con piedras de lapislázuli incrustadas. Flores de loto abiertas y cerradas que se van alternando cuelgan de esta impresionante joya. Por último, dos placas de oro grabadas con signos jeroglíficos completan la obra.
       R.R.C.
NOTA: Imagen descargada de Internet.

viernes, 10 de agosto de 2018

MOAI


     

     Moai* significa estatua en Rapa Nui, que es el idioma originario de la isla de Pascua; Te Pito o Te Henua (“el Ombligo del Mundo”), como sus primeros habitantes la llamaron. Alejada de todas partes en medio del océano Pacífico es una de las islas con más encanto de toda la Tierra, indudablemente, por sus numerosos e imponentes moais elaborados en roca volcánica entre los siglos XII y XVI, extraída en muchas ocasiones de las laderas de uno de los volcanes que aquí se encuentran, el “Rano (volcán) Raraku”. De los más de 900 moais distribuidos por la isla, todos se encuentran de espaldas al mar excepto un grupo conocido como los “siete exploradores” en el Ahu Akivi.
     En cuanto al significado de estas estatuas parece ser que representaban a los antepasados de personajes importantes, y se hacían para que trasmitiesen su energía, o sea, su “ mana” a sus descendientes, y por ello miran al interior de la isla si exceptuamos a los siete mencionados. Se cree que una vez situados en su lugar definitivo, se tallan las cuencas oculares y se realizaba una ceremonia para colocarle los ojos elaborados con coral blanco y pupilas negras de obsidianas o roca volcánica roja. A partir de este momento recobraban vida para cumplir su función ya indicada. Solo uno de los que se pueden ver hoy día presenta ojos elaborados con coral blanco y pupilas negras de obsidiana, tiene una altura superior a los 5 metros y varias toneladas de peso. Sobre su cabeza lleva un “Pukao”, es decir, una especie de sombrero realizado con escoria (roca de poca calidad) roja, que podría representar el pelo recogido en forma de moño sobre la cabeza, tal y como llevaban los antiguos indígenas, o bien sería simplemente un gorro.  Evidentemente está restaurado. Y al igual que los otros moais se halla situado sobre un “Ahu”, una plataforma ceremonial que vendría a ser una especie de altar.
*Su nombre completo en su lengua:Moai Aringa Ora”. La traducción rigurosa es “el rostro vivo de nuestros ancestros”.

NOTA: Según las normas ortográficas recogidas por la RAE, moai debe de llevar tilde en la “a”. Yo he optado por escribirlo sin ella porque en la isla de Pascua de donde son originarios se escribe así.

NOTAII: Foto del autor.

     R.R.C

domingo, 22 de julio de 2018

Pectoral del “Elegido de Ra” TUTANKAMÓN


     A pesar de que la tumba del faraón Tutankamón fue, contrariamente a lo que se cree, saqueada al menos en un par de ocasiones poco después de su muerte, y vuelta a sellar de nuevo, como ya advirtió el propio H. Carter cuando la descubrió, todavía nos deparó piezas de gran calidad artística como la presente, del siglo XIV a. de C. y conservada en el Museo de El Cairo. Precisamente, los ladrones buscaban objetos pequeños y de gran valor que fuesen fáciles de transportar y vender, y según estimaciones realizadas por Carter se pudieron llevar hasta un 60% de las joyas depositadas originalmente.
     Un sensacional escarabajo de lapislázuli representante del Sol naciente y símbolo de la resurrección, ocupa la parte central del pectoral. Situado sobre un cartucho circular (Shen, en jeroglífico), que a su vez se apoya sobre una base en forma de barra horizontal, con una decoración geométrica de rectángulos y trazos verticales, con incrustaciones de piedras y vidrios coloreados. Con sus patas delanteras sujeta el cartucho de este faraón con su Nombre de Trono: “Heperu-neb-Ra” (El Señor de las manifestaciones es Ra); además, la parte izquierda del cartucho nos informa de que es el “Elegido del mencionado dios”.
     Dos magníficas e impresionantes cobras o uraeus protectoras del faraón, elaboradas con oro, piedras y vidrios de colores, lucen dos grandes discos solares de cornalina sobre sus cabezas, y cierran esta magnífica obra de la orfebrería del antiguo Egipto.
        R.R.C.

NOTA: IMAGEN BAJADA DE INTERNET

miércoles, 18 de julio de 2018

El David de Miguel Ángel


     El segundo rey de Israel, un humilde pastor antes de alcanzar trono, todavía adolescente, se enfrentó al más temible enemigo de su pueblo, el gigante Goliat, el mejor militar que tenía el ejército filisteo. Para ello sólo contaba con su honda de pastor, mientras el segundo estaba perfectamente equipado para el combate, en fin, un duelo desigual. Para sorpresa de todos los presentes, el muchacho le lanzó una piedra a su enemigo que golpeó su frente y cae desmayado al suelo, lo que aprovechó el joven pastor para cortarle la cabeza con la propia espada que portaba el vencido. Esta inesperada victoria ante un enfrentamiento tan desigual, fue interpretado por el pueblo como una señal de Dios, David era su elegido para guiar y gobernar este pequeño reino hacia el año 1000 a. de J.C.
     Este episodio ha sido narrado con cierta frecuencia en pinturas y esculturas a lo largo de toda la Historia del Arte. De todas esas obras podríamos destacar la de esta imagen de mármol de carrara, cuyo autor es el florentino Miguel Ángel. Solo tenía 26 años cuando realizó esta figura entre 1501 y 1504, de un joven lleno de vida con un cuerpo fuerte y hermoso, un elogio a la belleza masculina. El estudio anatómico en el que destacan músculos, tendones y venas, siempre ha despertado la admiración de sus afortunados espectadores. “El gigante de Florencia” como se le conoce cariñosamente por sus más de cinco metros de altura, está observando al corpulento Goliat que tenía delante, soldado experimentado que no le iba a dar una segunda oportunidad, si no realizaba la acción adecuada. Como así fue.   
       Manuales de Arte. Adaptado por R.R.C.    

viernes, 29 de junio de 2018

EL NUEVO PÓRTICO DE LA GLORIA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA


     Es una obra del maestro Mateo y sus colaboradores, y que según una inscripción perteneciente a la época concluye en el año 1188. El conjunto consta de una gran portada central y otras dos laterales más pequeñas. El arco central, más grande, está dividido por un parteluz que soporta un gran tímpano de gran riqueza escultórica. Los arcos laterales, sin tímpano, tienen la decoración escultórica y vegetal extendida por las arquivoltas. El de la izquierda representa la Iglesia de Israel, mientras que en el de la derecha se representa la Iglesia de los Gentiles.

     El arco central está dominado por la gran figura hierática del Pantocrátor; está sedente y mostrando las llagas; su rostro vago y con expresión de cierta indiferencia, muestra menor calidad que las figuras que lo rodean; su gran tamaño se debe al interés medieval de destacar la principal. Lo rodean los cuatro evangelistas (tetramorfos) identificados por los símbolos sobre los que se apoyan para escribir: águila, toro y león; San Mateo escribe sobre sus rodillas.

    A los lados de la cabeza del Señor, dos pequeños ángeles turiferarios (que portan incensarios). Sobre la base del tímpano, están situados ocho ángeles de pie que portan los instrumentos de la Pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos, la lanza de Longinos, el pergamino de la sentencia con el aguamanil de Pilatos, los azotes y la caña con la esponja junto con el INRI.

     Llenando el fondo del tímpano, aparecen 38 pequeñas figuras, ordenadas en dos filas y en diversas actitudes, que representan a los escogidos. Distribuidos por la arquivolta, están las figuras sedentes de los 24 Ancianos del Apocalipsis coronados y hablando entre sí (dos a dos). Están dispuestos en sentido radial, cosa hasta entonces desusada. Portan instrumentos musicales de cuerda, que unos afinan y otros tañen, formando el "Concierto Celestial”. Dos ángeles, uno a cada lado del tímpano, alzan una pequeña figura con un cartel, simbolizando las Iglesias judía y pagana.

     El parteluz aparece la figura de Santiago sentado en una silla de tijera y mostrando un pergamino con la inscripción en latín: "Misit me Dominus" (El Señor me envió). Recibe a los fieles que penetran en la Basílica.

     Adosadas a las columnas de las jambas, aparecen cuatro figuras de tamaño natural a cada lado: Moisés con las Tablas de la Ley, Isaías, Daniel y Jeremías, con sus libros respectivos desenrollados a la izquierda. En la derecha, Pedro, con las llaves; Pablo, con un libro; Santiago el Mayor, hablando al apóstol de su izquierda; y Juan, sobre un águila, con el libro del Apocalipsis.

     En fin, 800 años después y más de 50 000 horas de trabajo empleadas en su restauración, ha devuelto al Pórtico su colorido original. Así luce el mejor conjunto escultórico del arte románico. Una maravilla del arte universal de todos los tiempos.
     R.R.C.

martes, 26 de junio de 2018

ANILLOS EGIPCIOS


     Este par de anillos egipcios no pueden ser datados con gran precisión, si bien, el que vemos a la izquierda está elaborado con cristal de roca, y nos muestra una esfinge de gran naturalismo sobre un bisel es más antiguo, ya que lo podríamos situar entre la XIX y XX dinastía faraónica, es decir, entre los siglos XIII y XI a. de C. La esfinge con cuerpo de león y cabeza humana, ser mitológico muy frecuente en Egipto, la encontramos tranquila y en reposo, y al igual que el otro anillo, no exhibe ninguna indicación que haga referencia a un posible soberano.
     La sortija que vemos a la derecha es completamente diferente a la anterior, aunque ambas, en su bisel lucen una figura, pero en este último caso es un ser real muy querido y valorado en Egipto, como es el gato, que era el animal que se utilizaba para representar a la conocida diosa Bastet, que se la representaba con forma humana y cabeza de gato, o directamente como este felino. El material que se utiliza para escenificarlo es la cornalina, una piedra de adorno muy utilizada por esta civilización, y en su base (que no vemos en esta imagen) porta el conocido Ojo de Horus, Udyat. Como podemos advertir el anillo sobre el que se muestra el gato es de oro. Está datado en lo que se conoce Tercer Período Intermedio, o sea, entre el 1070 y el 650 a. de C. y si no recuerdo mal se conserva en el Museo Británico.
     R.R.C.
Apéndice:
                                              EL ANILLO DE SA-NEIT
     Este magnífico y robusto anillo de oro con inscripciones jeroglíficas en forma de sello oval procede del país de los faraones. De la XXVI dinastía egipcia y con una antigüedad aproximada de 2600 años, perteneció a un importante sacerdote que, probablemente, vivió en la ciudad de Letópolis (Jem, en egipcio) en el sur del delta del Nilo, que entre otros títulos se refiere a él como Señor de esta localidad, tal y como podemos leer en la inscripción. Miles de años después fue propiedad de un urólogo de la Ciudad Condal, que se pudo permitir el lujo de lucirlo habitualmente en un dedo de su mano y, tras dejarlo a sus herederos, el Museo Egipcio de Barcelona lo adquirió para exponerlo en una de sus vitrinas dedicada a joyas del Antiguo Egipto. Sortijas como esta existen unas seis más.
     El nombre de su antiguo dueño lo podemos ver en la parte inferior derecha: un pato que se transcribe por Sa, y sobre el ave dos arcos atados en un paquete rectangular, o sea, el ideograma de la diosa Neit, o Net, una antigua divinidad egipcia de la guerra y la caza. Entre sus títulos figura el de directivo de las capillas de la nombrada diosa; sacerdote del dios Horus… Y otras menciones. En fin, otra pieza más que nos indica el grado de calidad y perfección técnica que alcanzaron los orfebres egipcios de aquella lejana época.
      R.R.C.
Apéndice II:
                           ANILLO DEL MUSEO WALTERS DE ARTE

     Este precioso anillo de oro con un huecorrelieve realizado en jaspe verde, se encuentra en el Museo Walters de Arte, en Baltimore. Su estado de conservación es excelente, ya que está datado en el Período Tardío egipcio, y eso corresponde al 664–332 a. C. Vemos de pie a uno de los dioses más populares de aquella época: Ptah, “Señor de la magia”, entre otras atribuciones. Una de sus formas habituales de representación es la que observamos: como un hombrecillo con barba recta, envuelto en un sudario, cabeza cubierta con un casco, y un cetro denominado “uas” que simbolizaba el poder y la fuerza. Se halla en su santuario representado de forma esquemática. A su derecha, comprobamos que su nombre aparece grabado en la piedra con tres signos jeroglíficos. En la otra cara (que en la imagen no apreciamos) se hace referencia al dios Amón-Ra. Lógicamente, el sello de este anillo es giratorio, algo común en las sortijas del Antiguo Egipto.
        R.R.C
Apéndice III:
                                                ANILLO DE SIENAMUN

     Este imponente anillo sello de oro macizo del antiguo Egipto, más concretamente de la dinastía XXVI (entre  el 664 -525 a. C.), se conserva actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York. Presenta una forma casi cuadrada con esquinas redondeadas, y una inscripción jeroglífica en huecorrelieve de tres líneas, que debemos de leer de derecha a izquierda y la última línea en primer lugar.

     En el renglón inferior nos encontramos con el nombre de su propietario, los signos que aparecen se leen: sa-n-imn o Sienamun, como el MET lo denomina; el hombre sentado que aparece al final no se pronuncia,  pues solo determina que se trata de un personaje masculino. Respecto al significado del nombre lo podríamos traducir como “Hijo de Amón”. En cuanto a las dos primeras líneas indican que Sienamun era un sacerdote (hm-ntr), pero también un supervisor de caballos (imy-r smsmw).

       R.R.C.

Apéndice IV:

                                    ANILLO DE LA REINA AHHOTEP

     Este precioso anillo sello de oro perteneció a la reina Ahhotep, que vivió entre el 1570 y 1540 a. C. en el Antiguo Egipto. Actualmente, se conserva en el Museo del Louvre de París, tiene forma ovalada y mide casi 2.5 cm de largo. Un bisel (que actúa como un cartucho) delimita la cara, que contiene únicamente los signos jeroglíficos con su nombre. En la parte superior vemos el determinativo de Luna: Iah. Seguidamente advertimos un altar con ofrenda que suena: htp y se puede traducir por estar satisfecho. Los signos que distinguimos debajo, o sea, el semicírculo (una especie de panecillo) y el rectángulo vertical ya están incluidos en el jeroglífico anterior*, pues se transliteran como una t y una p, ya que son una redundancia y no se interpretan. Así que podríamos traducir el contenido del anillo con la siguiente frase: La Luna está satisfecha.

*Son complementos fonéticos que, a veces, se utilizan para aprovechar el espacio disponible.

         R.R.C.

NOTA: Imágenes bajadas de Internet.

sábado, 23 de junio de 2018

MAQUETA DEL ANTIGUO EGIPTO


     Siempre me han llamado la atención las maquetas de talleres, oficios, casas, establos, jardines… y, especialmente, las de barcos que nos han legado los antiguos egipcios. Todas ellas son unos lindos trabajos de artesanía de primerísima calidad. El Museo Egipcio de El Cairo y el Museo Metropolitan de Nueva Yok exponen en sus vitrinas las halladas en la tumba de Meketre en Tebas (Luxor), ya que un egiptólogo del museo neoyorquino las encontró en 1920. Meketre (que significa “El Sol es mi Protección”) prestó sus servicios como canciller a dos faraones del Imperio Medio allá por el año 2000 a. de C. A pesar de que su tumba fue saqueada, una pequeña habitación se libró de los robos; la cual apareció repleta de maquetas de una gran clase y variedad, que describen la vida cotidiana de su época, entre la que se encontraría la barcaza que vemos de la imagen exhibida en la ciudad norteamericana.
     Esta pequeña embarcación elaborada a base de pequeñas estatuillas de madera, sobre una nave de sicómoro (madera de considerable resistencia y perdurabilidad), no intenta reproducir a menor escala aquellas que eran utilizadas en la vida real, sino que es una pequeña obra de arte en sí misma. Esta maqueta en la que el propio Meketre ocupa un lugar destacado con una flor de loto en la mano, nos vendría a sugerir que se trata del viaje al más allá que realizaba el personaje una vez fallecido. Le acompañaban un cantante y un músico que tocaba una especie de arpa que amenizan el trayecto. Frente a él, y de pie, el capitán de la embarcación parece recibir sus órdenes. Seis remeros a babor y otros seis a estribor hacen con su esfuerzo coordinado que la nave avance, mientras en la proa un miembro más de la tripulación emplea su tiempo en ir midiendo la profundidad de las aguas. Y, por último, en la popa nos encontramos con el timonel (del que solo vemos parte de la cabeza y un brazo), con la importante misión de gobernar la embarcación. Solo recordar que tiene ¡4000! años.
       R.R.C.



viernes, 15 de junio de 2018

EL CÁLIZ DE VALENCIA ¿EL SANTO GRIAL?


     Se han propuesto más de 200 cálices como candidatos al que utilizó Jesús en la Última Cena, pero ¿podría ser uno de ellos el verdadero? Es posible. Antonio Beltrán* (el que fue catedrático de Arqueología de la Univ. de Zaragoza) llevó a cabo una concienzuda investigación sobre la copa conservada en la catedral de Valencia. Partiendo del más absoluto escepticismo, llegó a la conclusión de que, si no era posible afirmar con rotundidad de que dicha copa era el Santo Grial, tampoco se podía oponer una prueba científica de que no lo era. San Jerónimo, que vivió en los siglos IV-V, nos habla de la existencia de dos copas sobre la mesa de la Última Cena: una grande no utilizada como copa de consagración por su gran capacidad; y otra más pequeña de piedra, que coincide con la que estamos tratando y que se utilizó para la consagración del vino. Solo la parte superior que consiste en un cuenco de ágata múrrino (pulido con mirra) que se puede datar en el siglo I, o II a. de C. de unos 9 cm de diámetro y 7 de altura sería el verdadero cáliz, ya que el resto de la copa es una añadidura de orfebrería medieval de una gran calidad artística que hace de relicario, compuesta por oro, perlas y piedras preciosas, concretamente, dos esmeraldas y dos rubíes y, por lo tanto, quedaría descartada. Este tipo de tazón era el que se utilizaba en la Pascua judía (Séder de Pésajen Jerusalén en época de Cristo. Pudo ser elaborada en Egipto, Siria, e incluso, en el propio Israel.

     Los primeros papas hasta Sixto II (mediados del siglo III) utilizaban esta copa, cuando en su plegaria eucarística decían: ET HUNC PRAECLARUM CALICEM (este cáliz glorioso) tomó en sus santas y venerables manos. Y para salvarlo de la persecución del emperador Valeriano lo confió a su diácono Lorenzo, que lo envió a su tierra natal en Huesca para ponerlo a salvo. A partir de aquí, y de cómo llegó a la catedral de Valencia de manos de Alfonso V el Magnánimo en 1437, y se mantuvo hasta nuestros días, la historia de esta pieza es muy extensa y sobrepasa esta pequeña reseña. Solo indicaré que el Viernes Santo de 1744, un canónigo de la Seo tuvo la mala fortuna de que se le cayera el cuenco durante la celebración de la misa. Este hecho provocó un gran impacto entre los asistentes al acto religioso, pero enseguida se requirió la presencia de un gran artesano, que llevó a cabo un magnífico trabajo reparador de los desperfectos provocados por la caída. Por otra parte, tenemos que descartar la idea de que el Santo Grial era de cerámica, madera u otro material modesto, como el que encuentra Indiana Jones en su famosa película, con el absurdo argumento de que así sería la copa de un carpintero.

     Aunque la Iglesia católica no se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad de esta copa, los dos papas que visitaron Valencia no hace muchos años, me refiero a Juan pablo II y a Benedicto XVI, celebraron la eucaristía con este cáliz, e incluso el primero de ellos llegó a decir: que era un “vestigio del paso de Cristo por la tierra”. En cierto modo es un reconocimiento de que nos encontramos ante el cáliz de la Última Cena.

     Por último, recordar, que le ha salido un serio competidor a esta reliquia, y que se conserva en San Isidoro de León, me refiero al Cáliz de Doña Urraca, que cedió sus joyas para embellecerlo, y, de ser auténtico, también sería la parte superior consistente en un cuenco de ónice. Sin embargo, el investigador Luis Molina mantiene que la traducción que han aportado de unos documentos árabes medievales los dos autores principales** en favor de la reliquia de León, es totalmente incorrecta y, por consiguiente, habría que descartar la prueba crucial que exhiben en su investigación. Así que, al igual que Indiana Jones tuvo que elegir, las opciones están abiertas. Yo también he elegido, y considero que el Cáliz de Valencia acumula datos fundados para ser el SANTO GRIAL.

*El único autorizado por la autoridad eclesiástica para desmontar el cáliz y realizar un estudio completo.
**En un libro publicado en el 2014.

NOTA I: Séder de Pésaj, es decir, la Cena de Pascua judía se celebraba el día 14 del mes de Nisán, primer mes del calendario hebreo bíblico, que recuerda la salida de sus antepasados de Egipto dirigidos por Moisés. Se empleaban cuatro copas de vino durante el ritual, y la que Cristo utilizó para la consagración del pan y el vino fue la tercera. Después abandonó el lugar con sus discípulos sin hacer uso la cuarta copa, con la que finaliza el rito pascual. Una vez crucificado Jesús manifestó que tenía sed, le acercaron una esponja empapada en vinagre y después de probarlo dijo: "Todo se ha cumplido" y entregó su espíritu. Podríamos deducir que la cuarta copa la bebió en el Calvario.
     
NOTA II: “La investigadora Ana Mafé García está segura al 99,9% de que el cáliz de Valencia es el que Jesucristo utilizó en la Última Cena. La búsqueda eterna del Santo Grial terminaría precisamente en la ciudad del Turia. Así lo argumenta en su tesis esta doctora en Historia del Arte por la Universidad de Valencia”. Según informa el diario ABC.

NOTA III: Tazas romanas de calcedonia similares a la que nos ocupa, datadas entre el año 1 y el 50 después de Cristo. Están expuestas en una vitrina del Museo Británico. Foto tomada por mí.            
      R.R.C.

ANILLO DEL FARAÓN PSUSENES I


     Es uno de los 36 anillos que se encontraron en la momia de este faraón que gobernó Egipto entre el 1039 y el 991 a. C. Al hallarse su tumba intacta por el arqueólogo Pierre Montet en 1940 apareció con todas sus joyas. La que vemos en la imagen la portaba en su dedo pulgar, y es una sortija de oro macizo y piedras de adorno como cornalina, lapislázuli y pasta de vidrio. Destaca el gran cartucho central que lleva grabado en lapislázuli su Nombre de Nacimiento, y que se encuentra flanqueado por dos filas de piedras de adorno. En el resto del anillo se emplean las piedras mencionadas dispuestas de manera geométrica, que lo dotan de una gran vistosidad y colorido. Su estado de conservación es tan admirable que todavía se podría utilizar. Por último, como el resto del tesoro de este soberano se encuentra en el Museo de El Cairo.
        R.R.C

miércoles, 30 de mayo de 2018

BRAZALETE DE CUENTAS DE TUTANKAMÓN


     Nos encontramos ante una de las numerosas joyas que tenía reservadas para la posteridad el lugar de enterramiento del famoso faraón Tutankamón. Una más de las 5200 piezas que contenía la tumba y que conserva el Museo de El Cairo. Cuentas alargadas y de diferentes materiales, formas y colores recorren toda la pulsera, en la que se emplea el oro como base, para completarla con un enorme escarabajo pelotero de lapislázuli que hace de cierre de la misma. Si nos fijamos en el final de sus patas delanteras, podemos comprobar claramente el cartucho con el nombre de este faraón, que el coleóptero lleva en su boca, y pone NEB-JEPERU-RA: “El señor de las manifestaciones es Ra”, el Nombre de Trono de este monarca.
     Quiero recordar que en el antiguo Egipto el nombre personal jugaba un papel muy importante en sus vidas; el nombre y el individuo en concreto eran inseparables. En el caso de objetos valiosos como el presente, esa unión era aún más poderosa si cabe, ya que no solo era un elemento de adorno, pues todas estas joyas tenían un poder mágico-religioso y protector sobre su portador. Por eso, era muy importante que llevaran su nombre grabado; ya que solo a él le servirían los poderes mágicos que pudiese atesorar la joya en cuestión; y no a otra persona. Por tanto, en caso de robo, solo le quedaba su valor material (que ya era mucho), y no aportaría nada más a su ilegítimo nuevo propietario.
        R.R.C.
NOTA: Imagen descargada de Internet.

sábado, 26 de mayo de 2018

Brazalete de oro y piedras de adorno del faraón Psusenes I


     Es uno de los 22 brazaletes que este faraón llevaba en sus brazos, cuando fue descubierta su tumba intacta por el arqueólogo francés Pierre Montet en Tanis, en el delta del Nilo a finales de la década de 1930. Una estupenda obra de los orfebres egipcios del Tercer período intermedio, elaborada con oro y piedras de adorno incrustadas como: turquesa, cornalina, lapislázuli… que dan una gran vistosidad y colorido a esta pieza que se remonta a los siglos XI-X a. de C. Custodiada en el Museo de El Cairo presenta un excelente estado de conservación. En la imagen vemos una serie de signos jeroglíficos que podríamos traducir de izquierda a derecha como sigue: “Señor de brazo fuerte; Señor de las Dos Tierras; Rey del Alto y Bajo Egipto; que sea dotado de vida (La estrella que aparece en la ciudad, amado de Amón)”, es decir, Psusenes I.
     Sin embargo, lo más importante lo encontramos en el lado opuesto que no vemos en la imagen, y del que he podido observar una deficiente fotografía; indica que este monarca también ostentaba el cargo de sumo sacerdote de Amón en el norte de Egipto, ya que había otro en el sur (Tebas). Por lo tanto, ingresaba los impuestos como faraón y como sumo sacerdote, lo que explicaría mejor la consecución de los ingresos necesarios para su ostentoso enterramiento: "Digno de Las mil y una noches", como afirmó Montet el 18 de marzo de 1939 al entrar en la tumba de Psusenes, a pesar de que su influencia real no se extendía por todo el país del Nilo.
          R.R.C.
NOTA: Imagen descargada de Internet.