viernes, 2 de octubre de 2015

Sargón I de Acad, un nacimiento e infancia mitológica

     Hace ya más de 33 años que cayó en mis manos un pequeño libro del Dr. Otto Rank, discípulo de Freud, aunque más tarde se separó de él. Titulado El mito del nacimiento del héroe, en donde se plantea el por qué coinciden casi a la perfección, las condiciones de nacimiento e infancia de multitud de mitos de culturas distintas y distantes en el espacio y en el tiempo que, en principio, no habían tenido contacto entre sí. El autor hace un breve repaso de cómo fueron estas circunstancias en  una serie de personajes: unos, que sí tuvieron una existencia real; y otros, fruto de la formidable imaginación humana. Sargón o Ciro serían un buen ejemplo de los primeros; Perseo o Edipo, una buena muestra de lo segundo.
     En esta entrada de blog me centraré en cuales fueron las condiciones de nacimiento e infancia del Rey Sargón, primera persona de la historia en fundar un imperio en el siglo XXIII a.C., desde el Elam (suroeste del actual Irán) hasta el Mediterráneo. En lo que parece ser una inscripción inspirada o redactada por él mismo de época asiria, del siglo VII anterior a nuestra era y, por lo tanto, muy posterior al personaje, nos informa de lo siguiente: Sargón, poderoso soberano Rey de Akad, hijo de una vestal y de un padre que desconozco; pero sé que su hermano vivía en las montañas. En Azupirani, ciudad situada a orillas del río Eúfrates, mi madre me dio a luz en un lugar oculto. Acto seguido, me colocó en un cesto hecho a base de juncos, cerrando su tapa con betún para impermeabilizarlo lo dejó flotando en las aguas del mencionado río, en el cual logré sobrevivir. La corriente me desplazó hasta Akki, en donde un aguatero me recogió en la bondad de su corazón y me adoptó como si fuese su propio hijo, para convertirme más tarde en su jardinero. Ejerciendo este oficio, me gané el amor de la diosa Ishtar, me convertí en el rey de los acadios y, como tal, goberné cuarenta y cinco años. Al no ser una traducción literal no he entrecomillado el texto, pero refleja fielmente su contenido.
     Bien, el Dr. Rank recoge una serie de teorías que tratan de explicar las coincidencias que muestra el nacimiento y la infancia de nuestro héroe, con otros personajes reales o ficticios, entre los cuales se encuentran los mencionados anteriormente. Las resume en tres:
     En primer lugar, expone la idea de puebl” propuesta por A. Bastian, la cual supone la existencia de pensamientos elementales, por lo que las coincidencias que observamos en los relatos mitológicos, se podrían explicar por la disposición uniforme de la mente humana, independiente de cualquier tiempo y lugar.
     Una segunda teoría recoge el origen común que tendrían todos estos relatos parecidos y que los encontramos por todo el mundo, es decir, surgirían en un lugar propicio en donde serían aceptados, para pasar después, sin demasiados problemas, a los pueblos más próximos, y así, sucesivamente hasta ser conocidos por toda la tierra, al menos, conservando sus rasgos fundamentales. R. Schubert adoptó por primera vez esta explicación a la hora de exponer la amplia distribución de los mitos de los héroes.
     En tercer lugar, nos encontramos con la teoría de migración o préstamo, la cual afirma que los mitos individuales se originan en pueblos concretos y más tarde son recogidos por otros pueblos a través de la tradición oral, o bien de influencias literarias, como podemos ver en la obra de E. Stucken.
     ¿Cómo interpreta el tema Otto Rank? Para él, los mitos no son elaborados por el héroe mismo, sino que son el producto de un pueblo de personas adultas, y más concretamente, por hacedores individuales del mito. En el fondo, le atribuyen al héroe su propia infancia magnificada y se identifican con él, reclamando para ellos, el mérito de haber sido también héroes en su pasado infantil, especialmente, cuando se enfrentaron con su padre como consecuencia del Complejo de Edipo (su primer acto heroico), descrito por su maestro Sigmund  Freud. En efecto, los mitos en general fueron creados por adultos, tras experimentar un proceso de regresión a sus propias fantasías infantiles, en donde se forjan y nutren las atribuciones que les conceden. Resumiendo, el inventor del mito describe su propia infancia fantaseada.

     R.R.C.