sábado, 14 de febrero de 2015

La noche estrellada de Vincent Van Gogh

   
     Óleo sobre lienzo pintado en 1.889 de 74X92 cm de estilo neo-impresionista y expuesto en el museo de Nueva York. El cuadro nos muestra la vista exterior durante la noche desde la ventana del sanatorio, en donde estaba ingresado el artista por sus constantes crisis. A diferencia de otras obras, este paisaje no fue pintado al aire libre. Aparece el pueblo de Saint Rémy, y el gran ciprés que surge a la izquierda fue añadido a la composición, ya que es otro de los asuntos favoritos del pintor: “Un ciprés es bello como un obelisco egipcio” escribió a su hermano Theo.    
     Esta vigorosa escena es una de las más famosas y sugerentes del autor. En pocas obras de arte se ha mostrado a la naturaleza con tanta fuerza, es una naturaleza que abruma. La agitación es de  espasmo. Representa la pequeñez del ser humano frente al poder del cosmos. Hay una visión doble de Sol y Luna. El ámbito humano queda aplastado por el movimiento de la bóveda celeste. Los astros están apunto de chocar, nos hallamos ante un eminente fin del mundo, ante el mayor de los cataclismos. Las líneas de los contornos de los edificios están marcados con gruesos trazos de tonos oscuros, igual que las montañas. Nos sobrecoge el ciprés, con su ímpetu ascensional, aparecen uno grande y otro pequeño, ambos dan la sensación de apoyo y unidad. Su dinamismo vertical es el contrapunto al espacio celeste horizontal. Por otro lado, la torre en aguja de la iglesia colabora con los cipreses a contener, en un precario equilibrio, la arrolladora fuerza del cielo extendido. Todos estos efectos se consiguen por medio de una pincelada larga, intensa, arremolinada y espasmódica. Es una llamada de amor hacia Dios, y una súplica. El pintor, parece buscar en estos cipreses la vía de comunicación con el Supremo Hacedor de la Naturaleza.
     Esta obra puede servir de puente con el expresionismo posterior, en cuanto que participa de la misma concepción del universo, incidiendo en la pequeñez del hombre, ansioso de comunicación y de integración en la naturaleza. Su trabajo es un claro ejemplo de cómo la pintura puede expresar las emociones y tensiones humanas. Poco después, artistas como Munch, tomaron a Van Gogh como modelo para representar las angustias de la sociedad que los rodeaba.
     Por último, a la hora de elaborar este pequeño comentario, he tenido presente la opinión  de Beatriz Aragonés Escobar.

           R.R.C.