martes, 20 de agosto de 2013

LA ESCULTURA HELENÍSTICA




     El período helenístico se puede situar entre el siglo III y la primera mitad del siglo II a. de C. Al salirse de su órbita tradicional y extenderse el dominio helénico, a causa de las conquistas de Alejandro Magno por territorios orientales, la cultura y el arte griegos sufrieron notables transformaciones. Para hacerse más universal, lo griego admite la aportación de los pueblos conquistados. Pero lo esencialmente helénico prevalece.

      En escultura, las principales características helenísticas son una consecuencia de las premisas establecidas en el siglo IV:

*Dispersión de los centros escultóricos: florecen los talleres griegos en los países dominados.

*Desaparecen las grandes individualidades artísticas: abundan las esculturas, pero desconocemos por lo general la fecha y el autor.

*Predominio de lo real frente a lo ideal: es una escultura de peor gusto, como fruto del descreimiento religioso y la depravación de las costumbres y del pensamiento: la naturaleza es la maestra de los artistas.

      Los dioses tradicionales se representan en actitudes más dramáticas. Se introducen divinidades greco-orientales, como el Zeus-Amón. Afrodita no tiene ya categoría de diosa; es el símbolo del amor y la sensualidad. El dios Eros de adolescente pasa a ser un niño juguetón e inteligente que acompaña a Venus, a la que facilita sus conquistas amorosas. El amor se colma de lascivia. Se llega a la aberración sexual (hermafrodita).

*Desarrollo del retrato: se sorprende al modelo en plena vida, trasluciéndose claramente los estados pasionales del alma, los defectos físicos y hasta las enfermedades. No se tiene inconveniente en representar lo feo y monstruoso, como también lo gracioso. La vejez aparece al desnudo. Abundan los personajes enanos, obesos y enfermos.

*Tratamiento técnico muy sensible de las superficies: hay un conocimiento perfecto de la anatomía. Se siente la piel, pero bajo ella palpitan músculos y vasos. El vestido es igualmente expresivo.

*Aparece el relieve pictórico, buscándose un efecto de perspectiva donde tiene asiento el paisaje.
MANUAL DE HISTORIA DEL ARTE